Hoy 21 de septiembre se celebra el día mundial del Alzheimer. Se trata de una enfermedad muy presente en nuestro día a día, y por ello sabemos lo complicado que es asimilar tanto el diagnóstico de la enfermedad como la evolución de la misma.

Debido a esto,  nuestra labor diaria con los usuarios que padecen Alzheimer se cimenta sobre dos pilares, el trabajo con el paciente y el apoyo a las familias. Este tipo de deterioro cognitivo requiere de empatía y paciencia con cada caso ya que el desarrollo y evolución no es igual en todos los pacientes.

Los neuropsicólogos de los centros de día de Puerta del Sur y Pradillo, Enrique Laporta y María Lozano, han querido contarnos su experiencia con el Alzheimer:

 

“Siempre recordaré las palabras de una de mis profesoras: Recordad siempre que, desgraciadamente, la enfermedad de Alzheimer es la demencia más dulce de vivir y la más dura de querer.

Cuando inicié mi andadura en el mundo de la rehabilitación, jamás pude imaginar que mi destino me inclinaría hacia la tercera edad, teniendo en cuenta mi inexperiencia emocional con personas de dicho sector por el fallecimiento temprano de mis abuelos. Más de cuatro años después, siento que elegí el camino correcto.

Hoy día 21 de septiembre, mis frases se dirigen hacia los cuidadores que dedican cada segundo de su tiempo a proteger y salvar a cada paciente de dicha enfermedad. Sin vosotros, tanto su vida como nuestro trabajo no tendrían sentido alguno. Gracias por ayudarnos, gracias por aguantar las lágrimas y los enfados y, sobre todo, gracias por sacar fuerzas de dónde apenas quedan guardadas.

Enrique Laporta Berki

Neuropsicólogo del centro de día Puerta del Sur.

 

 “Como profesional en psicología que se dedica al cuidado y rehabilitación de personas que padecen Alzheimer me gustaría dar a conocer mi experiencia.

Cuando cualquiera se imagina a alguien con esta enfermedad, lo primero que le viene a la cabeza es alguien dependiente, que no se puede valer por sí mismo, con quien es difícil mantener una conversación y tratar en general. Eso se debe a que intentamos hacer ver a la persona los déficits para que intente cambiarlos y a veces eso puede generar enfrentamientos con ella debido a la falta de consciencia de la enfermedad.

Desde que empecé mi trayectoria en el cuidado de esta población, me llamó la atención de la variedad de perfiles que podemos encontrar, y lo importante que es trabajar con todos desde el inicio de la enfermedad hasta cuando están en una fase más avanzada. Es cierto que el cuidado y el trabajo de rehabilitación con cada uno es diferente y hay que ir modulándolo en función de las necesidades individuales.

Personalmente también me gusta valorar las fortalezas que cada uno de mis usuarios tiene ya que las utilizo como herramientas para trabajar el propio déficit.

Me gustaría recalcar también lo que estos pacientes me aportan personalmente cada día, ya que me enseñan a ser paciente, humilde, cariñosa, despiertan en mí ternura, paciencia y me ayudan a valorar los “pequeños momentos de lucidez”. Aquellos momentos en los que vuelven a ser ellos mismos por un instante y puedo disfrutar de su presencia y experiencia”.

 

María Lozano Fuentes

Neuropsicóloga del centro de día Pradillo.