La diabetes es una enfermedad metabólica crónica que se caracteriza por la presencia de niveles altos de glucosa en sangre (o azúcar en sangre) que con el tiempo puede llegar a derivar en daños graves en el corazón, vasos sanguíneos, riñones, ojos o nervios. Hay dos tipos de diabetes, la más común y la que afecta generalmente a adultos mayores es la diabetes tipo 2. Este tipo ocurre cuando el cuerpo se vuelve resistente a la insulina (hormona que regula los niveles de glucosa en sangre) o no es capaz de producir suficiente. La diabetes tipo 1, es la diabetes conocida como juvenil y ocurre cuando el páncreas produce poca o ninguna insulina por sí mismo.
Los síntomas de estos dos tipos son similares e incluyen necesidad de orinar con frecuencia, sed, hambre constante, pérdida de peso, cambios en la visión y fatiga pero en la diabetes tipo 2 son menos llamativos y puede derivar a que la enfermedad se diagnostique varios años después de su inicio, cuando ya hayan surgido complicaciones.
Actualmente existen enfoques eficaces para ayudar a prevenir la aparición de la diabetes tipo 2, así como sus complicaciones, basados en el control de los niveles de glucosa mediante dieta y actividad física y si fuera necesario, medicación.
BENEFICIOS DEL EJERCICIO FÍSICO EN EL DIABÉTICO
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- Mejora la sensibilidad a la insulina, lo que hace que esta pueda utilizarse de manera más optima en el organismo.
- Aumenta la utilización de glucosa por el músculo, esto contribuye a evitar la hiperglucemia (niveles muy altos de azúcar en sangre).
- Reduce las necesidades diarias de insulina o de las dosis del resto de medicamentos utilizados para regular los niveles de glucosa en sangre llamados hipoglicemiantes o normoglicemiantes.
- Aumenta el gasto energético y la pérdida de grasa, que contribuye a controlar el peso corporal y evita la obesidad.
- Mejora general de la presión arterial y función cardiaca.
- Contribuye a mejorar los niveles de las lipoproteínas de alta densidad (HDL- colesterol) y a disminuir los niveles de colesterol total y de los triglicéridos.
- Reduce la incidencia de algunos tipos de cáncer.
- Disminución de la osteoporosis.
- Preserva el contenido corporal de la masa magra, aumento de la masa muscular y de la capacidad para el trabajo.
- Aumenta la elasticidad corporal.
- Contribuye a mejorar la imagen corporal.
- Mejora de la sensación de bienestar y la calidad de vida.
- Evita la ansiedad, la depresión y el estrés.
- Reduce a largo plazo el riesgo de complicaciones de la DM.
La recomendación estándar para las personas con diabetes es que el programa de ejercicios incluya un calentamiento y posterior enfriamiento tras el ejercicio. Con el fin de aumentar al principio y disminuir al final, gradualmente, la frecuencia cardiaca y respiratoria.
Antes de aumentar la frecuencia normal con la que se practica ejercicio o actividad física, el usuario con diabetes debe ser valorado por profesionales sanitarios que identifiquen la presencia de posibles complicaciones o contraindicaciones para la práctica de un programa de ejercicios que deben ser pautados por un fisioterapeuta. También es importante que todo diabético incluido en un programa de ejercicios mantenga una hidratación adecuada, ya que los estados de deshidratación pueden afectar de manera negativa a los niveles de glucemia y funciones cardiacas.
Lucía Conde- Fisioterapeuta del Centro de Día Pradillo (Móstoles)
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